Iris

Hola, me llamo Iris y tengo 20 años. Ayer leí la historia de Esther, y eso me ha motivado finalmente a contaros mi caso. Llevo casi media hora intentando empezar a explicar qué ha significado el SIA en mi vida, sin que resulte un completo aburrimiento, y como veo que no puedo pues empezaré por explicar cómo estaba el asunto antes de saber que era CAIS.

Tenia 17 años, como es natural no me había bajado la regla, así que fui por primera vez a la ginecóloga. Este podría haber sido el momento en el que me hubiera enterado de todo, pero no fue así. La incompetencia de mi ginecóloga hizo que después de explorarme, me recomendase un lote de hormonas para tres meses que, según ella, conseguirían que me bajase la regla. Naturalmente esto nunca ocurrió.

Poco después conocí a Tibo. Con él me pasó lo que en las películas llaman amor a primera vista. Sólo nos habíamos visto una vez, pero nos gustamos y quedamos un fin de semana en su casita de Xeste. Cuando tienes los 17 años, una de tus máximas preocupaciones es el sexo, las que ya lo han hecho te cuentan lo muuuuucho que les dolió la primera vez, y lo bueno que es a partir de entonces y todo lo demás. Así que estaba impaciente por perder la virginidad, y yo había decidido que sería con Tibo. Así me enteré de que tenia SIA.

Uno de los síntomas es la vagina corta, pero la mía no lo era suficientemente como para apreciar la diferencia cuando me exploraba a mi misma. Pero un pene sí que la aprecia. Me desgarró literalmente, llené la cama de sangre, el pasillo de sangre, la bañera de sangre…porque, como vas a decir que pare? Tienes que aguantar, todas han pasado por lo mismo, que duela tanto es lo normal… cuanto daño han hecho los mitos del sexo! Perdí tanta sangre que me desmayé por lo menos tres veces, así que después de que Tibo limpiase toda la sangre, me cogió en brazos y me llevó a un centro de salud. Respuesta de la mujer del centro de salud: Como te has tomado hormonas, ahora que te han roto el himen lo que te pasa es que te está bajando la regla.

Me pasé una semana sangrando sin parar y con una compresa entre las piernas, hasta que después de desangrarme en mitad de clase y de desmayarme por enésima vez, le pedí a mi padre que me llevase al hospital. Mi ginecóloga me cosió y me traspasó a otro ginecólogo, no podía mirarme a la cara sin morirse de vergüenza por su metida de pata. Me hicieron un análisis del cariotipo, resonancias magnéticas (las odio, por cierto) y me dieron el diagnóstico. Sólo lloré esa vez, cuando me explicaron que no podía quedarme embrazada y que no había ningún transplante que solucionase eso.

No me deprimí, tampoco lo oculté. Tardé un tiempo en explicar toooodos los detalles a mis amigas de más confianza, pero luego se lo he contado a más gente sin ningún tipo de problema ni vergüenza. En un par de días volví a clase, hice los exámenes finales y apareció el problema del sexo. Tibo se había ido de viaje por Europa en auto-stop, y no regresaría hasta septiembre, así que tuve todo el verano para obsesionarme con la operación de dilatación de la vagina.

Los jóvenes de hoy en día tenemos una obsesión por el sexo, tienes que hacerlo pronto, hacerlo mucho y ser el mejor haciéndolo para luego ir a contárselo a los demás. Había como una especie de competición de sexo secreta, y yo estaba en desventaja. Quién iba a querer estar conmigo teniendo una vagina corta?. Tibo regresó, y todas aquellas ideas se me fueron de la cabeza. Tuvo mucha paciencia y cuidado conmigo, me relajé y todo fue de maravilla. Con él, mi vagina se dilató de forma natural y pospuse mi obsesión con operarme.

Pero un día se fue a Bélgica y yo me quedé sola con mis monstruos interiores y el corazón roto. Me cerré en banda durante dos años. Me moría de ganas por estar con algún chico, pero mi subconsciente no me dejaba aprovechar las oportunidades que se me presentaban. OPERARME, esa era mi única preocupación. Busqué información en GrApSIA y leí casos de mujeres como yo para saber cómo lo estaban llevando ellas, me sentí un poco más acompañada.

Al cumplir los 20 se desenterró todo el asunto del SIA. Había que planificar la extirpación de la gónadas (mi madre siempre las llamó testículos, y la verdad es que me repatea mucho que las llamen así), y aproveché para expresar mi deseo de que me realizaran la operación de dilatación. Los ginecólogos se negaban, me daban largas, cambiaban de tema, etc. Y yo cada vez más frustrada y más empeñada. Otra reunión, otra discusión. Hasta que finalmente acabé a gritos con mi ginecólogo y aceptaron realizarme la operación.

Durante todo este año no he parado de subir y bajar de Barcelona (donde estoy estudiando) a Valencia para hacerme pruebas y demás. Pero también he estado entrando y saliendo continuamente del hospital de Barcelona para ayudar a mi madre que estaba enferma y sola con el cáncer de útero. Yo a la espera de una fecha y ella deseando recuperarse para estar conmigo ese día. Y ginecólogos, ginecólogos y más ginecólogos.

A principios del verano conocí a Jorge. Con él me volví a abrir, descubrí el placer del sexo y me dí cuenta de que mi vagina era más grande de lo que pensaba. Me relajé de nuevo y les dije adiós a todos mi monstruos. Durmió conmigo cuando mi madre murió, y me ha regalado uno de los mejores veranos de mi vida. Ahora ya no quiero operarme.

Mañana vuelvo a bajar a Valencia, porque dentro de cinco días me extirparán las gónadas, y nada más. Pero estoy un poco asustada. El médico dice que una de las gónadas está en un “lugar complicado”, y aunque sé que todo irá bien, no puedo dejar de recordar lo que le pasó a mi madre. No estoy enferma, y me asusta que algo no vaya bien y me quede mal para el resto de mi vida. Pero tengo a toda mi gente que me apoya y me quiere, que ya está haciendo planes para cuando me recupere y que sé que matarán al médico en caso de que me ocurra algo jajajajaja.

La maternidad, no me preocupa. Por ahora no quiero hijos, y desde pequeña he fantaseado con adoptar un negrito o una chinita. Lo único que espero es que no haya muchas trabas en el proceso de adopción.

He sido una mujer durante 17 años, y lo sigo siendo después de saber que tengo SIA. He crecido, me he desarrollado y he madurado como persona y como mujer, y no pienso dejar que una XY me diga lo contrario.

Un beso muy fuerte para todas!